Hola:
En este número me pidieron que escriba sobre cómo hacer dinero. He aquí algunas reflexiones.
Algunos piensan que la única vía para hacer dinero es:
Estudiar + Universidad + Título + Trabajo = DINERO
Es indudable que ese camino es el de la mayoría de los mortales. Pero qué sucede cuando el estudiar bajo el sistema actual resulta una tortura para los alumnos; qué sucede cuando el acceso a las Universidades se torna difícil y terminar la carrera resulta sumamente caro; qué sucede cuando, una vez obtenido el famoso título profesional, conseguir un trabajo se vuelve casi una misión imposible; qué sucede cuando una vez obtenido el empleo la remuneración no alcanza para cubrir el nivel de vida que nos sugieren sibilinamente los medios de comunicación.
Habiendo recorrido esa ruta, conocido cada detalle de ese tortuoso recorrido puedo ahora decir que existe otra alternativa.
Lo primero es tener en claro para qué queremos el dinero, asumiendo que es un medio para alcanzar determinadas cosas.
Aquí está el primer gran escollo, uno comienza a desear cosas como un gran auto, veloz, de marca (Si estás casado, mejor dos: uno para cada uno); una gran casa, con múltiples habitaciones, piscina incluida; una casa con todos los artefactos modernos que la tecnología crea cada día; muchísima ropa de marca, zapatos para cada ocasión; vacaciones en algún lugar donde la diversión esté garantizada; colegios exclusivos para nuestros hijos, no olvidar las clases de ballet y de piano...
Uno ve en el escaparate de la televisión modelos de vida engañosos y terminamos creyendo firmemente que necesitamos tener un estilo de vida como los "Ricos y Famosos". Terminamos por creer que somos Bill Gates reencarnado y que nuestra vida tiene que ser como
Nos olvidamos que somos hijos del amor y que por lo tanto la felicidad debe estar presente en nuestra vida. El problema está cuando condicionamos nuestra felicidad al dinero.
Hay tantos motivos para ser feliz, pero generalmente pareciera que nos gusta tener una lista de las cosas que nos disgustan.
Cada mañana es una buena noticia. Estamos vivos, podemos iniciar la vida de una manera diferente, con energía, con creatividad, con pasión, con fe, con valores.
Pero la rutina nos gana. Estamos tan programados, que a veces lo primero que hacemos al levantarnos es prender el televisor para recibir nuestra dosis diaria de lavado cerebral. Ansiamos ver los noticieros para saber cuántos nuevos muertos hay. Cuántos cadáveres desfilan ante nuestros ojos; cuántas noticias desalentadoras sobre la economía recibiremos; cuántas catástrofes del medio ambiente nos preocuparan inútilmente; cuál será el nuevo escándalo de moda. Por si eso fuera poco, algunos todavía compran periódicos para continuar con la dosis de veneno que embrutece día a día.
La publicidad nos lleva a desear cosas que no necesitamos realmente y conjuntamente con las tarjetas de crédito han creado un moderno sistema de esclavitud.
Tenemos que decir "basta" a los que quieren dirigir nuestra vida. Tenemos que tener en claro que podemos crear nuestro paraíso aquí y ahora. Tenemos que transformarnos en hombres libres. Tenemos que recordar que somos hijos de Dios. Que nada nos distraiga del presente, ni los recuerdos del pasado, ni las preocupaciones del futuro. Tenemos que estar atentos, disfrutar y respetar cada momento.
No culpes a nadie de tu situación, libérate de las cadenas que tú mismo permitiste que te sujeten.
Si vives cada instante concientemente, ni el pasado ni el futuro te distraerá. Tienes el poder para ser único en este mismo momento, para pedirle a la vida lo que realmente quieres. No digas "no puedo" porque tu inconsciente lo registrará y cada vez que lo intentes fracasaras.
Si quieres tener dinero abandona la crítica, el resentimiento y la culpa, perdona a todos y perdónate, no hay liberación más grande que el perdón, no hay nada como vivir sin enemigos. Culpar al gobierno, al clima, a la pareja, a los hijos, al jefe, a la competencia es no aceptar la responsabilidad de nuestra vida. Trabaja en lo que amas.
El bien y el mal viven dentro de uno, uno escoge cada día qué dejaremos crecer. Lo que llamamos problemas son lecciones de la escuela de la vida, y se seguirán presentando hasta que aprendamos la lección; nada de lo que nos sucede es en vano.
Hasta la próxima...
Conferencista Motivacional