sábado

"El Cielo ayuda a aquellos que se ayudan a si mismos"

Extracto de AYÚDATE! por Samuel Smiles

CAPÍTULO PRIMERO

AYUDA PROPIA — NACIONAL É INDIVIDUAL.


El valor de an Estado, no es otra cosa mas que el
valor de los individuos que le componen.
~ J. S. Mill


Ponemos demasiada confianza en los sistemas^ y
muy poco cuidado en los hombres.
~ B. Disraeli

"Que el cielo ayuda á aquellos que se ayudan a si mismos" es una máxima bien probada, y que encierra en pequeños limites el resultado de una inmensa experiencia humana. El espíritu de la ayuda propia es la raíz de toda verdadera mejora en el individuo, y, manifestado en la vida de muchos, constituye el verdadero origen de la energía y de la fortaleza nacional. La ayuda de fuera es á veces enervadora en sus efectos, pero la ayuda de adentro vigoriza invariablemente. Cualquier cosa que se haga para los hombres ó las clases, quita hasta cierto punto el estímulo y la necesidad de hacerlo para sí mismo; y donde los hombres se hallan sometidos á una dirección y á un gobierno excesivos, resulta la tendencia inevitable de hacerlos comparativamente desvalidos.

Ni aun las mejores instituciones pueden dar á un hombre una ayuda activa. Quizá lo mejor que pueden hacer es dejarle libre para que él adquiera desarrollo por si mismo y mejore su condición individual. Pero en todo tiempo se han sentido los hombres inclinados á creer que su felicidad y bienestar debieran ser asegurados por medio de las instituciones más bien que por su misma conducta. De aquí proviene que el valor de la legislación, como agente del progreso humano, haya sido generalmente estimado con exceso. El hecho de hacer parte de una legislatura al votar por uno ó dos hombres una vez en tres ó en cinco años, por concienzudamente que haya sido llenado este deber, poca influencia activa puede ejercer sobre la vida y el carácter de cualquier hombre. Además, cada día se está comprendiendo más que la función del gobierno es negativa y restrictiva, más bien que positiva y activa; reduciéndose principalmente á la protección; protección de la vida, la libertad, y la propiedad. Las leyes, sabiamente administradas, darán seguridad á los hombres en el goce de los productos de su trabajo, ya sean intelectuales ó manuales, por un sacrifício personal relativamente pequeño; pero ninguna ley, por conminatoria que sea, podrá hacer laborioso al holgazán, previsor al pródigo, ó sobrio al ebrio. Semejantes reformas sólo pueden ser efectuadas por medio de la acción individual, la economía, y la abnegación; por hábitos mejores, más bien que por grandes derechos.

Se ve comunmente que el gobierno mismo de una nación no es más que el reflejo de los individuos que la componen. El govierno que está más elevado que su pueblo será inevitablemente arrastrado hasta su nivel, lo mismo que el Gobierno que esté más bajo que él, será al fin elevado. En orden de la naturaleza misma, es seguro que el carácter colectivo de una nación, encontrará tan ciertamente las consecuencias que le convienen en su ley y en su gobierno, como el agua encuentra su propio nivel. El pueblo noble será gobernado noblemente, y el ignorante y corrompido lo será innoblemente. Es cierto que la experiencia de todos los tiempos sirve para demostrar que el mérito y el poder de un estado no proceden de la forma de sus instituciones sino del carácter de sus hombres. Porque la nación es solamente un conjunto de condiciones individuales, y la civilización misma no es más que una cuestión de mejora personal de sus hombres, mujeres, y niños; los que constituyen la su sociedad.

El progreso nacional es la suma de la laboriosidad individual, de la energía, y de la rectitud, asi como la decadencia nacional, lo es de la indolencia individual, del egoísmo, y del vicio. Lo que estamos acostumbrados á censurar como grandes males sóciales, se verá que en su mayor parte no es más que el producto de la vida pervertida del hombre mismo, y aunque nos esforcemos por cortarlos y extirparlos por medio de leyes, sólo conseguiremos que broten de nuevo con mayor vigor en otra forma cualquiera, á no ser que se mejoren radicalmente las condiciones de la vida personal y el carácter. Si esta apreciación es correcta, se deduce que el patriotismo y la filantropía más elevados, consisten no tanto en el cambio de las leyes y la modificación de las instituciones, como en ayudar y estimular á los hombres para que se eleven y mejoren por medio de su propia acción libre é independiente.

Podrá ser de consecuencias comparativamente pequeñas el modo como un hombre sea gobernado desde afuera, mientras que todo depende de como se gobierna á sí mismo en su interior. No es el mayor esclavo aquel que está dominado por un déspota, por grande que sea ese mal, sino aquel que sirve de juguete á su propia ignorancia moral, al egoísmo, y al vicio. Las naciones que están esclavizadas de ese modo en su verdadero carácter, no pueden ser libertadas por el mero cambio de amos ó de instituciones; y mientras prevalezca el engaño de que la libertad solamente depende y consiste en el gobierno, tendrán resultados tan limitados y tan poco duraderos esos cambios, cueste lo que costare para ser efectuados, como la mudanza de las figuras en una fantasmagoría. Los cimientos sólidos de la libertad deben descansar sobre el carácter individual, que también es la única garantía segura en favor de la seguridad social y del progreso nacional.

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